domingo, 29 de noviembre de 2009
Posibles escenarios
Un río, dos orillas. De un lado: los Solá. Puerta, R. Saá, Duhalde, De la Sota, Busti, PJ disidente. A los que hay que sumarle la UCR de Morales, Aguad, Nosiglia. Un río que en su cauce medio es muy profundo. Del otro lado, al frente: la escena nacional. Lugar ocupado por quienes tienen cuotas de poder. Económico, o político, o social, o poder de daño, algunos. Y también por nuevos "jugadores".
¿Cómo hacer para cruzar? No saben o no pueden nadar. Necesitan que alguien les tire un cable. No hay nadie. ¿Cómo que no? Sí, hay alguien: es Menem. El ex quiere aglutinarlos a todos. Qué bien, gritan eufóricos. ¡Con este cable sí que vamos a llegar a la escena nacional! Pero el entusiasmo les dura poco. Carlos Sául les confiesa que él los quiere juntar únicamente para alentar, desde esta orilla fría y estéril, al poder económico, que estamos en retirada, que la época dorada ya pasó. -Pero Saúl, ¿y el 28 de junio, qué?- Saúl les contesta que en el 28 no hubo una elección, lo que hubo fue un acto de presión, un apriete; pero que acá nadie come vidrio. Nosotros pertenecemos al grupo "que se vayan todos" -continúa Saúl- del 2001, algunos de ustedes fueron reciclados en el buen momento económico de Néstor, pero la gente tiene memoria.
El escenario electoral que se vislumbra para el 2011 muestra a muchos candidatos, pero son realmente pocos los que presentan propuestas superadoras a la del kirchnerismo, propuestas que siempre apuntaron a favorecer a los trabajadores. No será el gobierno de Perón y Evita, pero Cristina va...y va. Contra enormes obstáculos por un lado, y "tragándose sapos" por otro, pero con la iniciativa y convicción políticas necesarias para que se dicten las leyes más importantes de las últimas décadas. Leyes que van a mano del proyecto nacional y popular y que nos ubican como un país con la nota necesaria en el nuevo concierto libertario de América Latina.
Entre otras, para el 2011, habrá tres propuestas destacadas: una, para profundizar los cambios, otra para retrotraernos a los noventa-relaciones carnales con los Estados Unidos- y la otra, la del gobierno nacional, para seguir el camino comenzado en el 2003. Sin prisa pero sin pausa. Argentina anda y anda bien. El gobierno de Cristina va...¡y va!
¿Cómo hacer para cruzar? No saben o no pueden nadar. Necesitan que alguien les tire un cable. No hay nadie. ¿Cómo que no? Sí, hay alguien: es Menem. El ex quiere aglutinarlos a todos. Qué bien, gritan eufóricos. ¡Con este cable sí que vamos a llegar a la escena nacional! Pero el entusiasmo les dura poco. Carlos Sául les confiesa que él los quiere juntar únicamente para alentar, desde esta orilla fría y estéril, al poder económico, que estamos en retirada, que la época dorada ya pasó. -Pero Saúl, ¿y el 28 de junio, qué?- Saúl les contesta que en el 28 no hubo una elección, lo que hubo fue un acto de presión, un apriete; pero que acá nadie come vidrio. Nosotros pertenecemos al grupo "que se vayan todos" -continúa Saúl- del 2001, algunos de ustedes fueron reciclados en el buen momento económico de Néstor, pero la gente tiene memoria.
El escenario electoral que se vislumbra para el 2011 muestra a muchos candidatos, pero son realmente pocos los que presentan propuestas superadoras a la del kirchnerismo, propuestas que siempre apuntaron a favorecer a los trabajadores. No será el gobierno de Perón y Evita, pero Cristina va...y va. Contra enormes obstáculos por un lado, y "tragándose sapos" por otro, pero con la iniciativa y convicción políticas necesarias para que se dicten las leyes más importantes de las últimas décadas. Leyes que van a mano del proyecto nacional y popular y que nos ubican como un país con la nota necesaria en el nuevo concierto libertario de América Latina.
Entre otras, para el 2011, habrá tres propuestas destacadas: una, para profundizar los cambios, otra para retrotraernos a los noventa-relaciones carnales con los Estados Unidos- y la otra, la del gobierno nacional, para seguir el camino comenzado en el 2003. Sin prisa pero sin pausa. Argentina anda y anda bien. El gobierno de Cristina va...¡y va!
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